patrimonio, arte, identidad, arte, cultura, arte, desarrollo.

patrimonio, arte, identidad, arte, cultura, arte, desarrollo.

lunes, 15 de marzo de 2010

El desborde de los ríos y el caso Machu Picchu


Machu Picchu es sin embargo el es sitio arqueológico más visitado e internacionalmente conocido de Perú. Construido como residencia de descanso del Inca Pachacútec, a finales de 1400 fue posiblemente utilizado también como santuario religioso. Gracias a la obra maestra de arquitectura que los Incas llevaron a cabo, Machu Picchu ha entrado en el imaginario colectivo como uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo y en 1983 fue inscrito en la Lista del Patrimonio de la Umanidad de la Unesco.
Sin embargo el interés mundial por la ciudadela no tuvo un impacto solo positivo. Si por un lado acreció la economía peruana implementando el mercado turístico, el exuberante número de visitadores es fuente de preocupación para las organizaciones internacionales. Para el Fundo Mundial para los Monumentos (WMF) Machu Picchu es uno de los 93 sitios arqueológicos en peligro, y requiere ayuda urgente si se quiere garantizar su preservación. Según el informe de la organización los andenes y las estructuras de piedra se están volviendo vulnerables por el permanente número de visitadores. Además, la urbanización creciente de las areas cercanas, en particular del pueblo de Aguas Calientes, impacta negativamente el ecosistema autóctono. El documento del WFM señala que, no obstante se haya declarado la necesidad de un manejo integrado y sostenible en favor del lugar y de las comunidades adiacentes, todavía no se han logrado acciones planeadas y resolutivas de los problemas.
Estas declaraciones fueron desmentidas por el jefe del Instituto Nacional de Cultura del Cuzco: “Machu Picchu no se encuentra en la lista de patrimonio en riesgo del Unesco. Además, desde 2005 se está trabajando a un Plan de Conservación. La afluencia de turistas al sitio es de 2500 visitantes por día, lo que no pone en peligro la conservación” declaró.
Sin embargo lo sucedido en Enero hace reflexionar. A causa de las frecuentes lluvias, y del desborde de un río, las vías de acceso a la ciudadela incaica se cortaron, y centenares de turistas quedaron bloqueados entre el sitio arqueológico y Aguas Calientes. Los visitadores fueron después rescatados en elicoptero, y el govierno peruano se encontró con daños que amontan a más de 700 milliones de soles en pérdidas. El desborde del río planteó un problema fundamental; Machu Picchu solo cuenta con una vía de acceso y una de evacuación: la linea ferroviaria del Ferrocarril Transandino S.A. Sin embargo esto no suficientes para manejar un tráfico turístico de 2.500 visitadores diarios.
Si afortunadamente las lluvias no dañaron el sitio arqueológico, el problema del tránsito y de las vías de acceso es real. Aquí el factor económico juega un rol fundamental; solo una compañía tiene el monopolio del tren que desde Cuzco lleva los turistas a Machu Picchu. Diversificando el tráfico se diversificaría también la economía, con la perdida de monopolio por parte del la compañía. Otra de las opciones es construir un teleférico hacia la ciudadela, con impacto ambiental mínimo.
Las discusiones son todavía abiertas, alrededor del tema Machu Picchu, mientras que en Cuzco la población trata de recuperarse de las perdidas subidas por el desborde de los ríos.

miércoles, 27 de enero de 2010

De la recuperación de Casa Rosell-Ríos de Barranco



Gracias a los trabajos de resturación de CasaCor, la casona recuperó su esplendor original.

CasaCor es una exposición de decoración, diseño, paisajismo y arquitectura, que tuvo su incio in Brasil hace veinte años. Ahora se lleva a cabo en catorce ciudades de America Latina, y son catorce años que también el Perú acoge la exposición. Gracias a su visión de responsabilidad social, Casa Cor cada año se encarga de tomar un local limeño y restaurarlo, con el apoyo de profesionales locales y entidades privadas. Después del restauro, los decoradores toman los distintos espacios y los ambientan como cuartos de casas o de oficinas, para enseñar sus trabajos a los visitadores.

Este año Casa Cor decidió proceder a la restauración de la casa Rosell-Ríos, en uno de los más tipicos barrios limeños: Barranco. Construido en los primeros años de 1900 como centro de veraneo para distinguidas familias limeñas, el barrio surgió a las orillas del Pacífico. La familia Ríos escogió Barranco como lugar de vacaciones, y Juan Esteban Ríos encargó la construcción de la casa al arquitecto francés H. Ratouin. Los trabajos empezaron en 1909 y terminaron en 1912.

Casa Rosell-Ríos posee indudablemente un arquitectura ecléctica; presenta decoraciones típicas victorianas, influencias art-noveau, rococó y neoclásicas y también elementos del arquitectura típica pre-hispánica, como representaciones del mar, de los peces, los incas, el sol y la luna. Ya en 1912, año de conclusión de los trabajos, la casa se había convertido en ícono barranquino.
Es una casa imponente, ubicada en una de las calles mayores de Barranco. Pintada en colores brillantes, su planta principale es sobrelevada y se accede a ella a través de dos grandes escaleras semicirculares en mármol que llevan a una terraza dominada por una cúpula decorada. Casa Rosell-Ríos es la única en Barranco a tener este tipo de entradas en U con galerías. La casa tiene 42 ambientes y un metraje aproximado de 2.200 metros cuadrados y ha sido construida con los materiales típicos de esa época como adobe, madera e ladrillo; por eso, resistió varios terremotos.
A la muerte del señor Juan Esteban Ríos, la casa pasó en mano de sus cinco hijos, que empezaron con el pasar de los años a dividirla en partes siempre más pequeñas. En la decada de los setenta la casa fue alquilada para oficina, y en 1972 fue declarada monumento histórico de la Nación. No obstante su importancia formal, la casona fue abandonada del todo y cerrada en 1980. Los pocos vigilantes encargados de la seguridad de la casa poco pudieron hacer contro los vándalos que se divirtieron a escribir sobre los muros de la casa y romper los vidrios de inspiración art-noveau.
Cuando los trabajos empezaron, en el mes de Agosto de 2009, el restaurador y arquitecto Aldo Létrora Carrera aseguró que las condiciones estructurales estaban en condiciones decentes, pero que sus acabados se habían deteriorado con el tiempo y la humedad. Se contactaron por esto algunos arquitectos experton en el trabajo con yeso, que lograron también recuperar la cúpula, totalmente destruida. Uno de los principales objetivos de los decoradores fue mantener la estructura arquitectónica de la casa y restaurar los frescos y adornos rococó adheridos a las paredes de sus salones principales y techos. También se les pidió a los diseñadores que respetaran el medio ambiente y presenten propuestas de objetos decorativos con materiales reciclados.
Además de contribuir con el patrimonio barranquino, Casa Cor donó el dinero recaudado por la exhibición al Centro Anna Sullivan del Perú, que educa más de 400 niños y jóvenes especiales.

viernes, 15 de enero de 2010

Juli, La pequeña Roma de América


En la ciudad de Juli, a orillas del lago Titicaca, cuatro iglesias coloniales esperan un rescate turístico.

El lago Titicaca es uno de los destinos turísticos más visitados del Perú. A pocos kilómetros de ahí, y olvidados por los visitadores, otros pequeños pueblos merecerían atención. En particular Juli, que gracias a sus hermosas iglesias coloniales mereció el apodo de “Pequeña Roma de América”.
En 1548 los dominicos llegaron a Juli y para mejor evangelizar, y edificaron tres iglesias: San Pedro Mártir, La Asunción y San Juan de Letrán. En 1579 la doctrina pasó a los jesuitas que fundaron la cuarta iglesia, Santa Cruz de Jerusalén.
San Pedro Mártir, donde todavía se celebra misa, domina la plaza principal desde un terraplén. La fachada es sencilla, mientras a mitad de 1600 la torre y la cúpula, fueron adornadas con complicados artesonados por los jesuitas. Al interior de la iglesia se encuentran cuadros y retablos enmarcados en oro y plata.
Los trabajos a La Asunción y San Juan de Letrán fueron empezados por los dominicos y concluidos por los jesuitas. El portal lateral de la iglesia de San Juan, ha sido tallado hermosamente en piedra bruno rojiza. En él columnas, plantas, flores y símbolos precolombinos y católicos se fusionan armoniosamente.
Entre el 1960 y el 1900 las dos iglesias han sido restauradas y transformadas en museos, donde se pueden apreciar cuadros en estilo barroco latino-americano, y obras del conocido pintos jesuita Bernardo Bitti.
Santa Cruz de Jerusalén fue construida enteramente por jesuitas, entre 1581 y 1582. La portada de esta iglesia es en absoluto asombrosa. Tiene forma de retablo, y su entera superficie es entallada con finísimas decoraciones indígenas y católicas. Al ápice de la fachada, al interior de un sol, aparece el monograma jesuita IHS. El campanario está casi enteramente derrumbado y las condiciones generales de la iglesia son precarias, tanto que esta ha sido cerrada al público.
Afortunadamente logramos visitar el interior. El piso de la iglesia es totalmente cubierto de una espesa capa de guano, y palomas y murciélagos han elegido a vivienda la antigua iglesia colonial. Las puertas del bautisterio y de la sacristía presentan las mismas decoraciones de la fachada. El techo se derrumbó por completo encima al altar, y en lo que queda de la bóveda, se repite el monograma jesuita, pintado en colores vivaces, y rodeado de flores y plantas
Innumerables problemas afectan las iglesias de Juli, declaradas patrimonio cultural de la Nación entre 1959 y 1972. San Pedro, La Asunción y San Juan fueron restauradas en dos ocasiones, mientras Santa Cruz fue dejada en estado de abandono. Informadores de la alcaldía declaran que el fondo destinado al restauro de la iglesia fue utilizado por otras obras. La general falta de interés de las agencias de viajes peruanas, no consiente desarrollar planes de turismo responsable, que podría traer a Juli, junto con los visitadores extranjeros, beneficios a los pobladores.
Se espera que en un futuro, Juli sea puesta en un plan de gestión cultural, que pueda ser apreciada por más personas y que sus hermosas iglesias, en particular la de Santa Cruz, sean preservadas y restauradas como merecen.

Virginia Battisti Delia

domingo, 10 de enero de 2010

Caminando desde Cuzco hasta el mar


El 27 Septiembre 2008 se realizó el lanzamiento de un nuevo e innovador proyecto turístico; la abertura de la ruta que desde la capital incaica llevaba al mar. Este año, posiblemente, la ruta serà abierta a los turistas interesados.

Los incas llamaban su imperio “Tawantinsuyu”, tierra de las cuatro regiones. Fue uno de los imperios más grandes de la antigüedad, llegando a superar en amplitud el romano. Para moverse ágilmente de un lado al otro del imperio, los incas construyeron una inmensa ruta vial, conocida con el nombre de “Capac Ñan, en quechua “Camino Real”.
Los encargados de recorrer las rutas eran los chasquis, mensajeros incaicos, fundamentales para el buen funcionamiento del imperio. Los chasquis eran hombres entrenados desde pequeños a soportar los esfuerzos físicos. Recorrían el Capac Ñan corriendo, y llevando mensajes. Cada cierto tiempo – 10 o 15 kilómetros - se hacían sostituir por otro chasqui. El procedimiento tenía que ser el más rápido posible, y el “sistema de postas” – utilizado además en Europa pero a caballo – era el método que garantizaba más velocidad.
El cronista peruano Inca Garcilaso de la Vega cuenta las asombrosas habilidades de los chasquis; estos mensajeros podían llevar hasta el Inca, en el Cusco, pescado fresco de la costa peruana, recorriendo aproximadamente 600 kilómetros en un día. La ruta preveía cruzar corriendo los 4.000 metros de la cordillera de los Andes. Gracias a la resistencia adquirida, los chasquis lograban en el intento de llevar al Cusco anchovetas, trozos de ballenas, y variedades distintas de pescado local.
Posiblemente inspirados por estos relatos incaicos, tres organizaciones gubernamentales están ahora tratando de desarrollar un nuevo proyecto turístico. La Cámara Regional de Turismo del Cusco, el Plan Copesco y el Instituto Nacional de Cultura, están trabajando al abertura de un nuevo trekking, que se llamará “La Ruta Inca del Pescado”; ya algunos equipos recorrieron la antigua Capac Ñan, para asegurarse la factibilidad.
No obstante que el proyecto se lanzó el 27 de septiembre 2008 solo este año la ruta será abierta oficialmente. Germán Dávalos, director del Plan Copesco, declaró al que todavía se requieren algunos arreglos como la implementación de puntos logísticos, la preparación de zonas de campamento, y la organización del apoyo sanitario.
Las finalidades del proyecto no serían solo lucrativas. El trekking empezaría en el Cusco y terminaría en Puerto Inca, en la región de Arequipa, pasando por la región Apurímac, uno de los departamentos más pobres del Perú.
Apurímac, no obstante su cercanía con el Cusco, solo atrae cada año una cantidad mínima de visitadores. Julio Luque, especialista en turismo, declaró que el proyecto llevará beneficios a más de 20 pueblos apurimeños.
El Ministerio de Turismo Peruano y el Prom-Perú, la agencia turística gubernamental, ya están gestionando planes de desarrollo junto con las municipalidades regionales; un turismo vivencial, cultural y agroecológico sería el adecuado, analizando la características de la región Apurimac.
Esperemos que el proyecto logre consentimiento entre los viajeros que visitan cada año el Perú y que siguiendo el ejemplo de Apurímac, pronto otras regiones como Andahuaylas o Huancavelica podrán aprovechar los beneficios de proyectos de turismo sustentable.

Virginia Battisti Delia

El Altar del Bitti en Challapampa: Entre robos y devoluciones, una nueva propuesta de conservación.


La Iglesia de San Pedro de Challapampa, región de Puno, es una humilde estructura de adobe. Sin embargo, todos los visitantes se quedan asombrados a la vista del imponente altar, de madera, cola y pan de oro, en estilo barroco andino.

En la hornacina al centro del altar se encontraba la estatua de la Virgen de la Asunción, y a los dos lados dos estatuas de arcángeles de cuerpo entero. En la parte superior del altar, en una tarja sostenida por ángeles y querubines, aparecía el anagrama jesuita IHS.

El retablo fue entallado en el siglo XVI por el jesuita italiano Bernardo Bitti. Creado originariamente para la hacienda jesuita de Picchu en el Cusco, alrededor de 1700 fue trasladado en Challapampa, por decisión eclesiástica. El altar mide 396 centímetros en altura, y pesa alrededor de 450 kilogramos.

En 2002, se empezaron algunos trabajos de restauración en la provincia de Chucuito. El Altar de Challapampa, desmontado, fue guardado en la posta médica cercana mientras los expertos trabajaban a la renovación del techo en paja de la iglesia. En este entonces algunos “ladrones sacrílegos”, llamados antiguamente en el Perú “chamarilleros”, lo hicieron desaparecer probablemente a través la frontera boliviana.

El robo fue denunciado inmediatamente al Instituto Nacional de Cultura (INC) así como a la Policía Nacional de Puno. Entretanto, otros robos afectaban Challapampa: desaparecieron 14 arcángeles y varias pinturas que adornaban las naves de la iglesia.

En 2003, al fin, gracias a la colaboración de Michel Van Rijn antiguo coleccionista holandés arrepentido el altar se ubicó en la ciudad de Santa Fé, EEUU, en venta en la Galería Ron Messick Fine Arts. Después un apropiado peritaje del altar, organizado por INC Puno, empezó el procedimiento judicial y el 20 de Enero de 2006 el altar fue llevado de vuelta a Perú. Lamentablemente, la estatua de la Virgen que adornaba la hornacina central había desaparecido.

Periódicos nacionales e internacionales se ocuparon de la devolución del Altar de Challapampa. A pesar de los acuerdos internacionales contra el tráfico de obras de arte, son pocas las recuperaciones y devoluciones que se efectúan.

No obstante la fama adquirida por el altar, las condiciones de conservación del mismo permanecen totalmente inadecuadas. Mariana Mould de Pease, historiadora peruana y experta en tráfico ilícito de obras de arte, publicó entonces un folleto-denuncia inherente el altar de Challapampa, “Propuesta de conservación cultural y uso turístico de una obra de arte hispano-andina”.

En esto se explica como la seguridad del altar es confiada en las manos de voluntarios que duermen en el piso de la misma iglesia “armados” con un pito y un palo. La señora de Pease avanza algunas propuestas de revaluación: poner un sistema de alarma eficiente. Incorporar la Capilla de Challapampa al recorrido turístico del Titicaca. Crear un base de información y un eventual centro de Documentación en el cual conservar testimonios personales, denuncias y artículos periodísticos inherentes los robos sacrílegos ocurridos en la región Puno.

Esperamos que las propuestas de Mariana Mould de Pease no caigan en el vacío, y que pronto se tomen medidas para cuidar y preservar de robos e incurias el Altar de Challapampa, como muchas otras obras de arte en las mismas condiciones.

Virginia Battisti Delia